Un pavo real picoteando

Esta imagen me recuerda un cuento oido hace años. Un hombre de campo incorporó a su corral un agilucho que encotró herido en el cauce del río que baña su finca. Sin darle más importancia lo incorporó al gallinero y allí se crió como una gallina más. Pasado el tiempo le visitó un famoso zoólogo que le dijo que un águila no podía estar haciendo vida con las gallinas. El campesiono le replicó que el águila llevaba así muchos años y que ya se sentía totalmente gallina. El sabio le animó a hacer un experimento y elevando al aguila a la altura del hombro la invitó a volar, pero el animal sintiendo añoranza de las gallinas que picoteaban por el suelo, se dejó caer. Hicieron aún una segunda prueba porque el amigo biólogo no se daba por vencido y lanzaron al animal desde la terraza de la casa. Pero de nuevo se dejó caer. Volvió a insistir y por tercera vez invitaron a lanzarse al majestuoso vuelo al animal que para eso había nacido. Lo llevaron a la cima de un cerro cercano y allí le impulsaron para que se lanzase. Temblando de miedo y resistiéndose todo lo posible se negaba a despegar. Sólo después de ver que era imposible su resistencia se lanzó al aire y no volvió al gallinero. Así nos pasa a las personas tantas veces en la vida.